miércoles, 8 de octubre de 2014

Poema para el otoño y otros vientos

Otoño

No digas que éramos un club del amor o que el viento jugaba en nuestros dedos juntos
No lo digas, nunca y menos hoy viernes al mediodía sin un Sol en el cielo.

Hasta aquí llegué obligándome vivir de poquitos y en apuro.
No me cuentes de la luz en el jardín ni del corazón insensato reclamando atención,
no hay más espacio en la mesa ni siquiera para  un lamento burlón.

Éramos un tiempo dorado en ciudades pequeñas, una parábola en tierra clara.
Eras mi libro secreto, mi fábula escondida, mi buen descanso, mi dulce sombra
Éramos pero no me lo digas.
Y es que sé que bastaba un instante para llegar a nuestro inicio
y volver con saltos mágicos a  cualquier punto de la memoria.
Hubo calles sin sentido, muchedumbre y más gente, multitudes en
automóviles azules y blancos y aun así bastaba un solo instante para volver.

Lo sabemos, éramos el mejor árbol de navidad, la mejor canción de carnaval,
el perfecto cumpleaños, la más tierna locura aparecida de la fruta fresca
y aún así no quiero que me lo digas

He llegado muchas veces y muchas otras veces partí
pero nunca como hoy tengo el alma rota sin poder coserla con este hilo de cirugía.
Ahora no tengo sombrero tampoco playa ni tiempo de música
Sólo este lado malvado del recuerdo que me ataca una y otra vez
con tu voz intensa diciéndome que éramos la única hoja verde del planeta vecino

y qué éramos y ya no lo somos….